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El próximo martes el presidente Barack Obama arribará
a Cuba. La última visita de un mandatario estadounidense a la Isla se produjo hace 88 años.
Una histórica visita en el marco del descongelamiento
de las relaciones entre estos dos países.
“Con los Ojos
del Sur”, columna de opinión emitida el sábado 19 de marzo de 2016.
Descongelamiento que promete ser bastante prolongado,
en razón de la continuidad del bloqueo económico, financiero y comercial
impuesto por Washington a La
Habana durante los primeros tiempos de la revolución. No
olvidemos que los Estados Unidos siguen ocupando ilegalmente parte del
territorio cubano en la provincia de Guantánamo, con la cárcel todavía en
funcionamiento.
Cuba recibirá a Obama con la dignidad que ha mostrado
durante estos últimos 57 años. Ejemplo para todo el continente y
particularmente para nuestro país, donde dirigentes supuestamente progresistas
venden sus principios por un plato de lentejas.
Luego vendrá a nuestro país con la satisfacción de
encontrarse en territorio amigo, recuperado para los intereses del occidente
capitalista.
Con esta visita, que reforzará los lazos políticos y
económicos del imperio con nuestro gobierno, se firmarán acuerdos que pueden
comprometer nuestra soberanía. Habrá que estar atentos a temas tales como la
lucha contra el narcotráfico (legítima y necesaria lucha) en el marco de la
fracasada política estadounidense en la materia.
México y Colombia son el claro ejemplo de lo que no
hay que hacer para erradicar este cáncer de nuestras sociedades. Decenas de
miles de muertos e incontables violaciones a los derechos humanos, ponen de
manifiesto el peligro del accionar de la
DEA y el Pentágono.
Con la sombra del Plan Cóndor y de la Doctrina de la Seguridad Nacional
sobre sus espaldas, el presidente Obama respondió afirmativamente al pedido de
las Abuelas de Plaza de Mayo sobre la apertura de los archivos estadounidenses
relacionados con el accionar de la dictadura cívico-militar de la Argentina.
Un gesto positivo que no alcanza para minimizar el
perverso rol de Washington en el Cono Sur del hemisferio.
El secretario
de Estado, Henry Kissinger, dio luz verde en octubre de 1976 a la represión de la
dictadura militar y urgió al gobierno de Jorge Rafael Videla a terminar
rápidamente el trabajo para evitar problemas en el Congreso norteamericano,
según se desprende de documentos
desclasificados del Departamento de Estado a principios de este siglo.
"Nuestra actitud
básica es que estamos interesados en que tengan éxito. Tengo una visión a la
antigua de que los amigos deben ser apoyados. Lo que no se entiende en los
Estados Unidos es que ustedes tienen una guerra civil. Leemos sobre los
problemas de los derechos humanos, pero no el contexto. Cuánto más rápido
tengan éxito, mejor", le dijo Kissinger al entonces canciller de la dictadura
argentina, almirante César Guzzetti, el 7 de octubre de 1976, en una reunión en
el hotel Waldorf Astoria, en Nueva York.
Mientras Obama visita
Cuba y la Argentina
—el supuesto infierno y el supuesto paraíso— en Brasil continúa el golpe de
Estado de baja intensidad y larga duración, promovido y activado por la
Casa Blanca y el Pentágono.
El accionar del partido
Judicial contra Luiz Inacio Lula Da Silva, es el peldaño más alto de la
escalada golpista. La derecha brasileña tratará por todos los medios de evitar
que Lula sea el candidato presidencial en las elecciones de 2018. Su triunfo
pondría en grave peligro la restauración neoliberal emprendida en la región, de
la cual la Argentina
es el lamentable primer eslabón.
El papel reaccionario del
gobierno argentino, solo puede ser desactivado por una alternativa progresista
en Brasil. Si ello no ocurriere el macrismo tendrá vía libre para agredir al
proceso boliviano, con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico;
inclinará el platillo de la balanza hacia la Alianza Pacífico (tal como se
lo propondrá la semana que viene Obama al presidente Macri); acosará al
gobierno de Venezuela con los dos supuestos presos políticos, mientras aceitará
las relaciones con el derechista gobierno mexicano que tiene centenares de
presos políticos y decenas de asesinados, respecto de los cuales el presidente
argentino no dijo una sola palabra.
A las masivas marchas
protagonizadas por una parte importante de la población brasileña, contra el
gobierno de Dilma Russeff, ayer se sucedieron en todo Brasil marchas del
Partido de los Trabajadores, de la Central
Unica de Trabajadores, del Movimiento de los Sin Tierra,
entre otras organizaciones, en defensa de la democracia y contra el golpe de
Estado, que muchos opositores solicitan que sea militar.
Sucesión de triunfos y
derrotas de dominantes y dominados, que marcarán este largo siglo de agonía
capitalista. Y —posiblemente— también el próximo.